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Sobreponernos tras la separación / Desamor y ruptura (II)

Cuando hablamos de Duelo no solo nos referimos a la aflicción que experimentamos tras la muerte de un ser querido, también hace referencia a la tristeza que implica terminar con una relación que ya no se sostiene. Y no es fácil.

Si tomar la decisión nos cuesta, mantenernos en ella todavía es más complicado para muchas personas. Desde el espacio psicoterapéutico hay toda una serie de pasos que recomendamos continuamente –algunos ya comentados en la entrada Desamor y Ruptura-, todos ellos respaldados por el camino que muchos otros pacientes ya han andado. Pero en ocasiones también tenemos la suerte de que otras disciplinas científicas como la neurociencia, nos recuerden y reformulen el sentido de cada uno de esos pasos.

El dolor se procesa en nuestro Sistema Límbico igual que las memorias de todo aquello que nos gusta y de los buenos recuerdos, así al mismo tiempo que activamos los recuerdos agradables, activamos también el dolor por aquello que hemos perdido. La conclusión es sencilla, durante los primeros meses tras la separación, es recomendable huir de todo aquello que active el recuerdo de lo que fue y desactivar así el dolor del desamor. La cuestión es ¿Cómo hacerlo?.

1. Deshazte de los objetos que activen los recuerdos.

Desamor y Ruptura

Tomar la decisión de romper una relación de pareja no es fácil. Nada fácil. Y para algunas personas todavía menos. En ocasiones, alguien es capaz de dar un paso al frente, hacer acopio de valor, esconder sus miedos en algún rincón y finalizar una relación que no es satisfactoria para nadie. Otras veces, la persona es lo suficientemente madura y equilibrada como para no abandonarse a la “irracionalidad” del amor y posicionarse fuerte en el “te quiero pero no me convienes”. Pueden suceder todas estas cosas y otras muchas más. Pero al final siempre hay un denominador común, el ser lo suficientemente fuerte como para aguantar las embestidas del duelo.

Actualmente, varios de mis pacientes se encuentran en ésta tesitura. Todos ellos se encuentran inmersos en relaciones no adecuadas. Relaciones que les dañan pero de las que no son capaces de salir. Y no es algo que me sorprenda. Pocas personas conozco que sean capaces de tomar una decisión así y afrontar el dolor que provoca. Porque no nos engañemos, aunque sea uno mismo el que decide que se quiere separar, nada nos salva del dolor de la pérdida. Y es aquí cuando llegamos, quizá, al punto más complicado. Mantenernos en nuestra decisión y no ceder a los impulsos de “recuperar lo perdido”.… Continuar leyendo