¿Es posible celebrar la Navidad tras una pérdida?

diciembre 4, 2014 9:41 am

Falta poco más de un mes para que se ponga en marcha la extraordinaria maquinaria de las fiestas de Navidad y Fin de Año. Luces en las principales calles de cada ciudad, escaparates repletos de motivos alegóricos, revistas, televisiones y radios bombardeándonos con la publicidad pertinente, jingles sonando en cualquier supermercado… todo está listo para recordarnos que llegan las fechas de los reencuentros, la felicidad y las familias unidas.

Pero no para todos es así.

Para algunas personas, aquellas que han sufrido una pérdida recientemente, todo éste bombardeo de luces y color únicamente implica preguntarse repetidamente “¿cómo puedo ser feliz y celebrar la navidad en estos momentos?”, “¿cómo es posible que el mundo siga celebrando la navidad si mi ser querido ha fallecido?”.

Y es que durante estas fechas las personas que están inmersas en un proceso de duelo siente con mayor intensidad las oleadas de dolor, los recuerdos se vuelven más persistentes y profundos, la tristeza aflora con mayor facilidad. Los dolientes se sienten saturados, sin fuerzas, afligidos. ¿Cómo pueden tener la fortaleza de ánimo para preparar los encuentros y las comidas familiares?, ¿cómo pueden decorar la casa?, ¿o comprar los regalos?. Probablemente, si has perdido a alguien en el trascurso del año que finaliza, éste sea un reto importante que deberás afrontar.

Muchos pacientes tienen tanto miedo de afrontar estos días de encuentros familiares y celebraciones que desarrollan la estrategia de no querer pensar ni planificar nada que se relacione mínimamente con las fechas temidas, pero debemos recordar que es casi imposible escapar del “espíritu navideño”. Aunque decidamos de forma individual que no participaremos en ningún acto familiar y que intentaremos “dormir” todo lo posible, aun cuando lograras gran parte del tiempo tu objetivo, en cuanto abrieras los ojos unos segundos, la maquinaria publicitaria te desbordaría. Recuerda que todo, absolutamente todo, girará en torno a la navidad durante estas próximas semanas. La estrategia de “si no pienso en ello no sufriré” solo logra que llegado el momento, la realidad te pille desprevenido y sin estrategias para sortear el dolor de la ausencia de tu ser querido. Así que, en la mayoría de las ocasiones, aunque sea complicado, aunque duela, la mejor opción es plantearse cuál es la forma más adecuada y menos dolorosa (sabiendo que de los latigazos de dolor no podrás escapar) de pasar estas fiestas.

La pérdida del ser querido nos ha impuesto contra nuestra voluntad una nueva invitada en nuestra mesa: la ausencia de aquél a quién queremos. Su ausencia, aunque silenciosa, se vuelve devastadoramente presente, así que desde las consultas de psicoterapia intentamos que los dolientes afronten estos momentos de la forma más constructiva posible, de la forma menos dolorosa, tanto para uno mismo, como para el resto de la familia. Y ¿cuáles acostumbran a ser las estrategias que la mayoría de los dolientes ejecutan?. Veamos algunas de ellas.

  1. No intentes ahorrarte el sufrimiento. No intentes evitar tu dolor ante los demás y escondas tu sufrimiento. Recuerda que ellos probablemente estarán haciendo lo mismo y únicamente lograréis una pena más profunda y solitaria. No mires hacia otro lugar, como si no hubiera ocurrido nada. Sí ha ocurrido. Ha muerto la persona a quien todos queríais.
  2. Dadle espacio a vuestro dolor, no os desautoricéis mutuamente la expresión de la aflicción. La autocontención del sufrimiento transforma la celebración de estas fiestas en algo todavía más doloroso.
  3. No intentes escapar mediante la anulación de los sentidos. El abuso de alcohol para no pensar, los ansiolíticos u otros tipos de sustancias químicas, las compras compulsivas, y cualquier otro tipo de exceso no mitiga el dolor, no resuelve el problema. Es más, perdemos una excelente oportunidad para compartir nuestro dolor y avanzar el difícil camino del duelo.

Por el contrario, los afrontamientos adaptativos implican:

  1. Dar espacio a la ausencia de nuestro ser querido. Algunos pacientes han optado por, de alguna forma, rendir homenaje en esos momentos especiales y familiares, a través de pequeños rituales establecidos desde el núcleo familiar. Así puede ser útil desde brindar por el fallecido al sentarnos a la mesa, o encender una vela como homenaje, hasta colocar una fotografía o servir el plato preferido del fallecido. Todo ello en señal de respeto, amor y homenaje a la persona ausente. Todos estos rituales nos permiten compartir el dolor y poder así expresar el afecto que más allá de la muerte, persiste en todos nosotros.
  2. Cambiar las costumbres. Todos los humanos somos seres de costumbres. Seguro que en estos encuentros familiares tenéis establecido desde largo tiempo atrás, dónde se realizan las comidas y/o cenas, quién se sienta al lado de quién, quién hace la comida o quién trincha el pavo. Todos y cada uno de estos rituales marcan con intensidad la ausencia. Preparar la mesa en nuestra casa cuando nuestro marido o mujer ha fallecido, sentarnos al lado o enfrente del vacío que ha dejado nuestro ser amado… Encontrar una nueva forma de celebrar la navidad, cambiar alguna de estas costumbres, modificar los roles y las funciones de los miembros de la familia, puede ayudar a que, aunque el dolor se mantenga, éste sea menos intenso o tengamos momentos de distracción.
  3. Darse permiso para hablar de cómo nos sentimos, para llorar si lo necesitamos –en contra de lo que la mayoría de las personas creen, la comida navideña no se estropea por que el recuerdo aflore las lágrimas en nuestros ojos, todo lo contrario-, para entender que, como familia, es natural sentirnos tristes y compartir el dolor.
  4. Contar historias. Somos contadores de historias, y como tales, es a través de los recuerdos y las anécdotas que logramos interiorizar a quién hemos perdido. Narrar aquellas historias que hemos compartido con el fallecido permite que todos nos enriquezcamos conociendo a la persona que fue y –nuevamente- avanzar el la elaboración de nuestro duelo.

Recuerda que todo esto no son más que estrategias que muchos dolientes han ido desarrollando en la consulta de psicoterapia para afrontar las celebraciones navideñas. Quizá la tuya no esté entre ellas, quizá tú y tu familia decidáis rendir homenaje a vuestro ser querido de otro forma. No importa. No existe una forma mejor ni peor de celebrar estas fiestas cuando uno está en duelo. Lo único importante será no intentar escapar del recuerdo y el dolor y añadir más dolor a la pérdida.

Por último, desearos unas navidades serenas a todos aquellos que os encontráis en esta situación.

 

 

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